BENITO SOTO
A principios del siglo XIX, nace en Pontevedra, en el barrio marinero
de "A Moureira", un niño al que pusieron por nombre Benito.
Crece entre redes y pescado, hijo del marinero Francisco de Soto.
También fue marinero aunque alterna esta actividad con otras que lo
relacionan con contrabandistas de poca monta, y poco a poco , cosas del
destino, acaba por convertirse en un pirata cruel y violento.
Al igual que en los versos de Espronceda, fue valiente, agresivo y sanguinario.
La leyenda nos lo muestras acumulando tesoros desde el Caribe hasta el
Pacífico, pero su historia real se limita a una travesía desde el
Golfo de Guinea hasta Pontevedra.
Su historia comienza en Rio de Janeiro, donde se embarca como segundo
contramaestre en el bergantín negrero y con patente de corso: Defensor
de Pedro.
La tripulación está formada por 36 aventureros españoles, brasileños, portugueses y franceses.
Cruzan el Atlántico. Arriban en el enclave portugués de Mina (hoy
Ghana) y mientras se estaba preparando la carga humana, él, a punto de
cumplir los 23 años dirige con éxito un motín que le hace dueño y señor
del Defensor de Pedro.
Deja en tierra al antiguo capitán y a los que no han querido secundar el motín y se embarca hacia el Atlántico Sur.
La edad media de la tripulación no llega a los 25 años. El barco pasa a llamarse: "La Burla Negra."
Empieza entonces su sanguinaria y corta carrera que terminaría en una
soga, un invernal y lluvioso día de Enero en Gibraltar.
La primera víctima fue el " Morning Star", un indiaman (mercante de
tres mástiles) procedente de Ceilán con carga general, 17 inválidos del
ejército colonial, cuatro esposas de soldados destacados en la India y
nueve niños.
Esta primera acción de piratería sería el hecho por el que se
condenaría a la tripulación del bergantín, ya que varios de los testigos
de la sangrienta acción vivieron para declarar en el juicio.
Con cinco cañones por banda y uno en la proa, ( a que suena
ligeramente familiar) "La Burla Negra" aborda al Morning Star. El
capitán Thomas Gibbs sube al barco pirata y lo primero que recibe,
entre las miradas divertidas de la tripulación, es el sablazo en la
cabeza que le propina Soto.
Los piratas abordan el indiaman y se llevan todo lo de valor que
encuentran, al tiempo que reparten sablazos entre tripulantes y
pasajeros y abusan sexualmente de las mujeres.
Después encierran a todos y barrenan el casco para que se hunda. Soto no quiere dejar testigos.
Posteriormente, Gibbs es asesinado en cubierta y sus compañeros, que
han saltado al mar para tratar de salvar la vida, son rematados a tiros.
Mientras, los encerrados en el buque inglés consiguen liberarse,
taponar los agujeros, montar un aparejo y arribar a Londres dos meses
después.
Más tarde abordan al Topaz de Boston y también matan a todos los
tripulantes. Siguen otra serie de abordajes, En total, entre el 19 de
febrero y el 8 de abril, "La Burla Negra" abordó seis barcos, cuatro
ingleses, un americano y otro portugués.
Con las bodegas ya repletas de artículos robados y la exigencia de los
piratas de repartir el botín, Benito Soto enfila hacia Galicia para
vender el alijo. Tras una corta travesía llegan a las costas de Bueu
(Pontevedra), donde parte de la carga es vendida a contrabandistas
locales.
A pesar del dinero utilizado en sobornos, la presencia del bergantín
en la ría y de los escándalos producidos por la marinería, con
abundante dinero para gastar, alertan a las autoridades.
El barco se traslada entonces a Coruña, buscando aguas más tranquilas
donde prosigue con la venta del botín y más tarde parte rumbo al
Mediterraneo. Durante la travesía, Soto cambia de idea y cuando
navegaban cerca de Cádiz (aunque él, poco experto en pilotar barcos,
creía que era Tarifa), ordena dirigir la proa hacia la playa y
embarrancan.
Así, el barco terminó con la quilla hundida en el arenal gaditano de
Santa María, un gran agujero en el casco y con la tripulación, de
catadura muy sospechosa, tratando de explicar los pormenores del
incidente a las autoridades.
La vida licenciosa de la tripulación, de nuevo, alerta a las
autoridades, que tres días después capturan a todos menos a Benito Soto,
que huye a Gibraltar, donde será detenido, y a José de los Santos, que
logra embarcar y no se vuelve a saber de él.
Benito Soto se sentará en el banquillo ante el honorable gobernador
general de Gibraltar, Sir George Don. La sentencia confirmaba la dictada
días antes por el tribunal español: Muerte por ahorcamiento.
El 25 de Enero de 1830 nacía un mito.
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